Edición nº 20 – Enero. 2016
En estos momentos, tanto mi familia como yo estamos pasando por momentos muy difíciles y desafortunados a causa de una noticia que ha conmovido a todos en nuestro país. El caso de un delito cometido por Alejandro Matamoros Vargas, delito conocido como grooming, que consiste en solicitarles imágenes o videos eróticos a menores de edad para extorsionarlos tiempo después. Dicha persona tenía dos perfiles falsos en Facebook con los que convencía de compartir fotografías y videos de chicos que aparecían desnudos. El engaño consistía en enviarles fotografías y videos desde su falso perfil (una joven desnuda) y pedir que a cambio los jóvenes les respondieran de igual forma. Con este cruce de información caían muchos en el engaño.
Alejandro Matamoros Vargas es un pariente muy cercano que desde pequeño a causa de unas alteraciones genéticas, tiene un aspecto desagradable. Le han hecho aproximadamente 21 cirugías tratando de mejorar su aspecto. Esto lo ha llevado a recibir un rechazo permanente de todos por muchos años, tanto en su infancia como durante su adolescencia. En su vida adulta, le ha sido difícil estudiar y desarrollarse laboralmente; no ha tenido más salida que aislarse y encerrarse en su habitación permanentemente frente a su computador. Cuando las autoridades allanaron su casa, el domingo 30 de agosto de este año, le encontraron en el computador fotos y videos de cada niño al que convenció de compartir su intimidad. Además, tenía una larga lista de otros menores a los que apenas estaba contactando para que entraran en su red.
En conclusión, esta amenaza cibernética y otras muchas a la cual estamos expuestos muchos niños, niñas y adolescentes en Colombia, está relacionada con la creación de perfiles en redes sociales por “ciberdelincuentes” que simulan ser personas menores de edad con los mismos gustos e interés.
Matamoros, aprovechó la amistad que tenía con familiares, tomó todos sus contactos y los metió en su lista, y empezó a conversar con estos y a pedirles cosas innecesarias. Por lo tanto, debemos:
- No abrir mensajes de correo electrónico de remitentes desconocidos.
- Verificar los enlaces antes de aceptarlos.
- Acceder directamente a los sitios de confianza para hacer búsquedas desde ellos.
- No descargar archivos de fuentes no fiables.
- No aceptar solicitudes de amistad en redes sociales sin conocer a la persona físicamente.
- No publicar cosas innecesarias (fotos, videos, fechas de nacimiento).
- Elegir una contraseña con por lo menos 8 caracteres, mayúsculas y números.
- Desconfiar de cualquier persona así sea familiar o conocida que nos esté haciendo propuestas indebidas.
- Tener un dialogo permanente con nuestros padres y profesores.
Alejandro Camacho 8°C