Edición nº 15  –  Diciembre. 201

Como dijo Andrea…

̈Nos vemos en Enero muchachos ̈ (¿Qué esperaban? ¿Groserías? Manada de inmaduros)

Amor, ¿qué quieres de Navidad?

No se. Sorpréndeme.

Le presenta a los hijos que tiene con la moza.

Con el correr de los años cada vez es más difícil tocar ciertos temas sin alarmar o insultar a un buen número de personas. ¿Pero por qué se ha vuelto una problemática tan vívida durante el 2015? Creo que muchos se han dado cuenta que es mucho más difícil contar un chiste o hacer un comentario sarcástico sin que alguien se sienta personalmente ofendido y esto no es malo, por el contrario, muestra una simpatía hacia el demográfico sobre el que se pueda tratar el chiste o el comentario. Pero la situación se ha tornado en una en la cual se defiende de una manera tan feroz cualquier tema, situación, persona, etc., que es como si le encapsulara y se le pusiera en un altar, lejos del alcance de cualquiera que se atreva a dirigírsele en lo que algunos calificarían como despectivo, otros como ignorante, otros como comedia y así se sigue en un círculo vicioso de comentarios.

El problema es que muchas veces al que se critica por hacer algún comentario se le critica de una manera en la que se le trata como un idiota sin remedio, alguien que simplemente debe de vivir en la ignorancia, porque ¿por qué otro motivo se atrevería a decir algo así? Y la verdad es que esto no le hace bien a nadie.

Se podría creer que soy un defensor de las comunidades invisibles que muchos pisotean, o que protejo a los más débiles, pero si solo insulto y trato de idiota al que haga un comentario fuera de lugar solo incito al odio y a un aumento a la ignorancia. Lo ideal sería explicarle a una persona porque su comentario o su chiste es negativo y cómo puede afectar a alguien; educarlo de una manera puntual, sin sarcasmo ni ironía, no vale la pena responder a un insulto con otro. El punto es que primero que nada recordemos que todo en exceso es malo. No se puede defender a todos y a todo a cada momento, porque la verdad siempre habrá alguien que suelte un comentario polémico y si se le acostumbra a todos a que no pueden escuchar otra opinión o comentario, por más ignorante que suene y que sea, ¿en dónde queda la libertad de expresión?

Si, un comentario racista es estúpido y burlarse de la forma de ser de una persona es superficial, pero eduquemos a los que cometan esos errores, no los excluyamos y juzguemos como simios sin remedio; de los errores es de donde más se aprende.


Juan M Montealegre 11°C

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